Desde que le pusieron a un chico joven para repartirle el agua, esta abuela tetona no puede evitar pensar en él y fantasear con follárselo. Un día decidió ser atrevida como cuando era más joven y al final, le recibió en su casa en ropa interior y tumbada en la cama. El chico no podía creerse lo que estaba pasando pero al ver los enormes pechotes de la señora, no se pudo resistir y terminó estrujándolas con sus manos, antes de ponerla a cuatro patas y embestirla sobre las sábanas.
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