Cada vez que llevaba a su hijo al entrenamiento o a los partidos, esta ama de casa tetona se fijaba en como el entrenador le miraba sus enormes pechos. El hombre no podía evitar fijarse en los melones de la rubia y en los escotes que siempre llevaba, así que un día quiso dar el paso e invitarle a tomar algo en su casa. Dejó a su hijo con un amigo y lo organizó todo para quedarse a solas con el entrenador y así poder agasajarlo con sus tetonas a base de sexo intenso, mamadas y una fabulosa paja cubana.
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