Estaba a punto de irse a casa tras pasar por el supermercado, cuando de repente se dio cuenta de que una madurita miraba su «paquete» con deseo. Parece que la mujer sintió mucha curiosidad por el mulato y tras un rato charlando juntos, aceptó ir a su casa para tomar algo. Al final, lo que menos hicieron fue hablar o beber como se habían propuesto, ya que la señora solo tenía interés por lo que el hombre tenía entre las piernas y por suerte para ella, pronto pudo probarlo y disfrutar con el mulato de una tarde de sexo intenso.