Hace poco se mudó y apenas conocía a nadie en el barrio, hasta que apareció su nueva vecina, la sexy Cherie Deville. Pudo notar como la madura se cogía muchas confianzas desde el primer momento, entrando en su casa y curioseando por todas partes. No sabía como pararla, hasta que se quitó el vestido con la excusa de poder usar su lavadora. Cuando la vio en ropa interior, no se pudo resistir y fue entonces cuando la rubia aprovechó para lanzarse a sus brazos. Al poco rato ya la tenía chupándole la polla para luego montarse encima y cabalgar sin descanso como si se le fuera la vida en ello.