Tenía la boda de un amigo, así que fue a un sastre para que le hicieran un traje a medida para la ocasión. El tipo tuvo a dos modistas dispuestas para tomarle las medidas, pero mientras lo hacían le pidieron que se quitase la ropa. En un momento dado, contemplaron la polla de su cliente y de repente, sintieron la necesidad de hacer locuras. Las dos se llevaron a la boca su pollón y acabaron follándoselo en un trío que el hombre recordará para siempre.