Mientras hacía sus tareas, la criada sumisa veía como su jefe la miraba y flirteaba con ella, hasta que la cosa se calentó más de lo que tenían previsto. Pronto la señora quiso echar mano de su polla y no dudó en chupársela en el salón, hasta terminar sin ropa y pidiéndole sexo. No tuvo reparos en complacerla y al rato, vio como la madurita le daba vía libre para follarle el culo, dándole por detrás a cuatro patas y disfrutando de su fiel empleada.
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