Tras ayudar a su vecina a instalar un jacuzzi, este mulato quiso hacerle una visita para ver si todo era de su agrado. La señora estaba más que contenta y de hecho quiso agradecerle el favor invitándole a su casa a tomar algo. Tras tomarse unas copas juntos, logró convencerle para que subiese al dormitorio y una vez a solas, empezó a masajearle hasta dejarle claras sus intenciones. El hombre le siguió la corriente y al final, no pudieron evitar quitarse la ropa y acabar marcándose una follada interracial, donde la madurita disfrutó como nunca de un rabo negro bien gordo.
Categoría: | Interracial |
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